miércoles, 19 de marzo de 2014

HOMENAJE A LAS LECHERAS

HOMENAJE A LAS LECHERAS

El antiguo oficio de lechera es probablemente uno de los más sacrificados y recordados por los habitantes de La Esperanza, La Cruz Santa, La Laguna o Santa Cruz. Generalmente mujeres que con esfuerzo, sacrificio y dedicación diaria aportaban sustento con esta actividad a las maltrechas economías familiares, eran tiempos de penuria.

La leche siempre ha sido un artículo de consumo imprescindible, aunque, ahora parece que la tengamos al alcance de nuestra mano en botellas y tetrabriks, cerca de casa. Antiguamente no todos la consumían diariamente, ya que era considerada un artículo de lujo y se reservaba para los niños y enfermos.

Es de ésta necesidad tan importante, cuando nace un oficio ya casi olvidado. Las lecheras y lecheros repartían por los pueblos y barrios de la capital la leche. Las lecheras no solo realizaban la venta, sino que además ordeñaban a sus animales antes de despuntar el día para posteriormente, cargando las lecheras repletas de leche sobre sus cabezas, trasladarlas a pie por veredas y caminos desde diversos pueblos de la isla a La Laguna o Santa Cruz. Las inclemencias meteorológicas de los duros días de invierno hacía aún más penoso este tradicional trabajo. Para transportar la carga de forma más cómoda colocaban, entre la cabeza y el cesto, el ruedo, un paño enrollado en forma circular.

Con el paso de los años las lecheras continuaban con las labores de ordeñado y venta, siendo el transporte la única actividad que fue mejorando, primero con burros o bestias de carga y después en las guaguas y por último con vehículos privados.

Fue a partir de los años setenta, cuando comenzaron a florecer las industrias lácteas, el momento en que estos lecheros y lecheras tuvieron que abandonar ésta sacrificada profesión tradicional. No solo por los adelantos técnicos sino por la entrada en vigor de una durísima normativa, tanto de salud pública como veterinaria.




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