IMÁGENES CON HISTORIA. Las acuarelas de Juan Bautista Fierro
Vandewalle sobre la vestimenta tradicional de La Palma.
La isla de La Palma destaca en el conjunto del Archipiélago
canario por poseer varios testimonios de los antiguos usos de la indumentaria tradicional.
Los modos y formas del vestir de los campesinos palmeros se quedaron ancladas
en el siglo XVIII, manteniendo incluso reminiscencias del siglo XVI.
Mientras que en las demás islas las ropas
siguieron su propia evolución, en La
Palma perduraron arcaismos de alto valor etnográfico,
conservándose las prendas de uso cotidiano y, con ellas, sus variedades, los
modos de llevarlas y combinarlas, sus patronajes originales y las técnicas de
confección y complementos.
Dentro de las artes plásticas del Ochocientos
palmero, sobresalen por su especial relevancia y significado las ingenuas y
realistas acuarelas de tipos campesinos elaboradas por Juan Bautista Fierro
Vandewalle, quien, en la segunda mitad del siglo XIX, plasmó en una serie de
estampas las formas de vestir de algunas localidades de la isla. Vemos, así,
representaciones de Puntagorda, Garafía, Tijarafe, Tazacorte, Las Breñas, Mazo,
Puntallana, Los Sauces y Barlovento, fechadas en 1860 y divididas en tres
grandes grupos de acuerdo a su funcionalidad: trajes de faena, trajes de gala y
trajes de manto y saya.
“Los vestigios del pasado dan sentido a nuestro
presente y su conservación y estudio garantizan su futuro, comprensión y sus
matices”.
Juan Bautista Fierro Vandewalle
(1841-1930). Nacido en Santa Cruz de La
Palma en el seno de una acomodada familia, Fierro fue un
auténtico referente del panorama local. Diputado Provincial, Vicepresidente de la Diputación de Canarias
o líder insular del Partido Liberal fueron algunos de los cargos que desempeñó
en la función pública y ciudadana. Pero, en especial, es su presidencia en la Real Sociedad
Cosmológica donde se distinguió como un mecenas y promotor de la cultura,
legando a la institución científica una enjundiosa colección bibliográfica y de
manuscritos.
Otra muestra de este interés por los temas
públicos fue su dedicación a la pintura. Cuando la fotografía aún se estaba
asentando en la geografía insular, Juan B. Fierro trató de plasmar en sus
sencillas acuarelas algunos de los principales acontecimientos, fiestas o
matices de la sociedad de su tiempo y que el arte de la cámara oscura aún se
demoraría en reflejar.
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